Categoria CardiovascularHay determinados alimentos que suponen una tentación difícil de contener. Y todos tienen en común su alto contenido en azúcares, grasas o sal.

¿Alguna vez te has preguntado por qué es imposible comer una sola patata frita, galleta de chocolate o palomita? Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Michigan y del centro de investigación New York Obesity del hospital Mount Sinai-St. Luke’s intenta dar respuesta a esta pregunta y apunta que los alimentos con un alto contenido en azúcares, grasas o sal activan el sistema de recompensa del cerebro. El estudio detalla que los alimentos altamente sabrosos hacen que las personas se sientan mejor, pues provocan la producción de sustancias químicas en el cerebro como la dopamina. Tras comer estos alimentos y experimentar el placer asociado con el aumento de dopamina, rápidamente la persona siente la necesidad de ingerir una mayor cantidad, creando lo que podríamos denominar una adicción. Como resultado, el individuo continúa comiendo aunque no tenga hambre, perdiendo el control sobre su comportamiento alimenticio, lo que repercute negativamente en su salud y economía.

 

Saciar el hambre

Fernando Rodríguez de Fonseca, coordinador de la Red de Trastornos Adictivos del Instituto de Salud Carlos III, también destaca que lo que hace que un alimento sea más adictivo que otro tiene mucho sentido desde el punto de vista fisiológico: cuando se tiene hambre se busca una comida más calórica, como la que contiene azúcares o grasas, que satisfaga de una forma más rápida y con mayor intensidad.

XF recomienda: Antes de comer un alimento poco saludable, piensa en los efectos negativos que tiene para la salud.

A su vez, las situaciones de ansiedad o estrés pueden conducir a la sensación constante de tener hambre y que la persona acabe picando a todas horas.

 

Alimentos procesados

Los expertos apuntan que los alimentos altamente procesados, a diferencia de los naturales, tienen más posibilidades de provocar un pico o subida de azúcar en sangre, circunstancia que activa ciertas áreas del cerebro relacionadas con las adicciones.

 

Los más irresistibles

Entre los alimentos procesados que generan una mayor “adicción” encontramos:

  • Patatas fritas: son un alimento que solo dejamos de comer cuando la bolsa ya está vacía. Suelen ser muy adictivas por la cantidad de grasas y carbohidratos que contienen, y por la presencia de glutamato monosódico, un potenciador del sabor conocido como E-621 y que también despierta el hambre.
  • Pizzas: las procesadas, con bacon y queso en abundancia, por ejemplo, contienen gran cantidad de grasas saturadas e hidratos de carbono.
  • Chocolate: aunque el cacao –o chocolate negro– es bueno para el organismo, el hecho que se le añada gran cantidad de azúcar y manteca hace que se convierta en un alimento menos saludable. Además, contiene triptófano (aminoácido que regula la serotonina u hormona del bienestar) y feniletilamina (sustancia del grupo de las endorfinas que mejora el estado de ánimo), lo que hace que sea un alimento muy apetecible.
  • Café: la cafeína tiene un efecto adictivo sobre el cerebro aunque, siempre que no sea en exceso, sus efectos pueden ser beneficiosos para la salud.
  • Bebidas azucaradas y energéticas: contienen una alta concentración de azúcares, convirtiéndolas en casi irresistibles.

 

Los dulces: un placer a controlar

La Organización Mundial de la Salud estima en 25 g de azúcar diarios la cantidad recomendada, estableciendo un máximo de 50 g en adultos. Sin embargo, cada español consume 70 g de azúcar al día (126,4 g los americanos), según un estudio publicado por Euromonitor. Otro estudio, elaborado por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (Mapama), destaca que los españoles han incrementado el consumo de productos de bollería, pastelería, galletas y cereales en un 1,5 % el último año, situándose en 14,09 kg por persona y año.

El abuso de dulces y azúcar puede aumentar el riesgo de padecer problemas de sobrepeso, obesidad o diabetes, entre otros. Para intentar reducir su consumo, los expertos aconsejan:

  1. Sustituir los alimentos dulces por otros sin azúcar.
  2. Elaborar recetas caseras para controlar la cantidad de azúcar, e intentar reducirla.
  3. Para postres, comer siempre fruta.
  4. Beber agua en vez de refrescos o bebidas energéticas.
  5. Evitar hacer la compra cuando uno se siente hambriento.