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Se trata de un proceso fisiológico benigno que evoluciona gradualmente con el paso del tiempo y provoca la pérdida progresiva de la visión.

La catarata –una nubosidad en el cristalino del ojo que dificulta la visión– es una enfermedad asociada a la edad y la principal causa de ceguera evitable en todo el mundo. En España, el 36 % de la población sufre cataratas a partir de los 50 años, porcentaje que asciende al 49 % entre las personas de 61 a 70 años, y llega al 71 % en la franja de edad de 71 a 80 años. Esto se debe a cambios normales en el ojo que se producen después de los 40 años, aproximadamente, cuando las proteínas del cristalino comienzan a desintegrarse y éste se vuelve nublado, apunta la American Academy of Ophthalmology.

 

Factores de riesgo

No obstante, al margen de la edad, existen otros factores que pueden anticipar la aparición de cataratas. Algunas enfermedades –como la diabetes–, antecedentes familiares, el uso prolongado de corticoides u otros medicamentos, la frecuente exposición a la radiación o el tabaquismo, principalmente, pueden propiciar su presencia. A su vez, ciertos traumatismos, como un golpe, una punción, un corte o una quemadura por agentes químicos también pueden dar lugar a una catarata traumática.

 

Los síntomas

 La catarata produce una pérdida de visión progresiva e indolora. Suele ser habitual la sensación de visión borrosa o nebulosa, intolerancia a la luz intensa (fotofobia) con posibles halos alrededor de focos de luz (faros de coches, farolas…). El paciente también puede percibir los colores de forma alterada, como si hubieran perdido intensidad. No obstante, según el tamaño y la localización de las áreas de opacidad del cristalino, una persona puede o no darse cuenta de que está desarrollando una catarata. Por ejemplo, si ésta se localiza en el borde externo de la lente, la vista no sufre cambios; pero si la opacidad está situada cerca del centro, generalmente interfiere en la visión. A medida que las cataratas aumentan, la visión puede hacerse más borrosa.

El 71 % de la población sufre cataratas a partir de los 70 años.

Los expertos de la Sociedad Española de Oftalmología (SEO) destacan que uno de los principales problemas de esta dolencia es que, según el tamaño y la localización de las áreas de opacidad del cristalino, puede pasar desapercibida. A su vez, según el estudio Mucho que ver, de Alcon, el 80 % de los españoles tiene poco o ningún conocimiento sobre las cataratas.

 

Progresión de los síntomas

 Aunque las cataratas forman parte de las denominadas “enfermedades silenciosas”, existen diferentes síntomas vinculados con la visión que la persona debe tener en cuenta y que, ante su presencia, debe consultar con su oftalmólogo:

  • Tener la visión nublada, poco nítida o borrosa
  • Ver doble (cuando se ven dos imágenes en lugar de una)
  • Presentar una alta sensibilidad a la luz
  • Tener dificultades para ver bien de noche
  • Necesitar más luz de la habitual para leer, escribir, coser, etc
  • Ver los colores brillantes atenuados o amarillentos.

Para detectar la enfermedad lo antes posible, los expertos de la SEO recomiendan realizar revisiones anuales de los ojos.

 

El diagnóstico

 El diagnóstico debe realizarlo el oftalmólogo tras una exploración completa, a partir de la cual establece el pronóstico y la pauta a seguir. La evolución de la enfermedad puede ser muy variable: algunas cataratas progresan rápidamente, disminuyendo la visión en los meses siguientes al diagnóstico, mientras que otras apenas varían con el paso del tiempo.

 

El tratamiento

 Según los expertos de la SEO y de la American Academy of Ophthalmology, la cirugía es el único tratamiento para resolver la pérdida de visión producida por la catarata, y subrayan que no existen medicamentos o colirios que detengan la evolución o recuperen la trasparencia del cristalino. A su vez apuntan que la catarata no es una patología que deba tratarse de forma urgente; no precisa cirugía inmediata excepto en casos extraordinarios.

Según los expertos, el único tratamiento realmente efectivo es la cirugía

 

 

La técnica

La cirugía de catarata consiste en una operación para extraer el cristalino nublado y colocar uno artificial y transparente, denominado lente intraocular (IOL, por sus siglas en inglés). Para realizar la intervención, el ojo es anestesiado con gotas oculares o con una inyección a su alrededor. El paciente está despierto durante la cirugía, pero es posible que se le administre un medicamento que le ayude a relajarse. El cirujano hace pequeñas incisiones (cortes realizados con láser o bisturí) cerca de la córnea (la capa transparente sobre la parte anterior del ojo) para llegar al cristalino del ojo. En general, no es necesario hacer puntos de sutura, ya que las incisiones se sellan solas, y solo se coloca un protector durante los siguientes días en los que el ojo se recupera de la cirugía.

XF recomienda: Después de la cirugía, es importante evitar frotarse los ojos y que entre agua o jabón directamente.

 

Consejos

CÓMO RETRASAR SU DESARROLLO
La mejor manera para retrasar el desarrollo de la catarata es protegiendo los ojos de la luz solar. Los expertos recomiendan el uso de gafas de sol que filtren los rayos de luz ultravioleta (UV). Otra opción es utilizar gafas normales con una capa transparente anti UV.

NO AUTOMEDICARSE
Las cataratas solo pueden extraerse con cirugía. Por ello, no utilizar gotas u otros tratamientos para los ojos que se anuncien como disolventes o eliminadores de cataratas, ya que no existe evidencia científica de que las cataratas puedan disolverse con gotas para los ojos.

REVISIONES
Una vez la persona ya ha sido diagnosticada de cataratas, los especialistas recomiendan hacerse un examen de los ojos anual a partir de los 65 años. Antes de esta edad, las revisiones pueden ser cada dos años.