Categoria Estats d'ànimLas localidades con el sello Cittaslow son lugares donde abunda la buena gastronomía, la sostenibilidad y un ritmo de vida acorde con la naturaleza.

Rebajar la velocidad que rige la vida en la ciudad, conectar con la naturaleza y preservar el medio ambiente son algunos de los pilares de la filosofía slow. Se trata de una cosmovisión que ensalza la lentitud, no en términos de movimiento, sino como la capacidad de vivir el presente y dedicar a cada cosa el tiempo que requiere, como puede ser el hecho de comer sin prisas, de forma saludable y sostenible.

 

Un sello de calidad

El origen de esta filosofía que da valor a lo lento se remonta a un movimiento relacionado con la alimentación, el llamado slow food –contrario a la industria de la comida basura–. De ahí nació a finales de los años noventa la red Cittaslow, una agrupación de ciudades que deben atenerse a cerca de 60 requisitos que aseguran combatir el ritmo frenético de las ciudades contemporáneas, e implementar medidas para preservar su patrimonio local, histórico y cultural. En la actualidad, 150 ciudades de 25 países distintos disponen del sello Cittaslow. Todas ellas tienen menos de 50.000 habitantes y son poblaciones que, entre otras muchas cosas, trabajan por mejorar la calidad de vida de sus habitantes mediante el uso de energías renovables, la conservación de las tradiciones o la lucha contra el uso irracional del agua.

 

Turismo con calma 

Las ciudades slow son un destino perfecto para las escapadas de fin de semana en pareja o en familia. El tipo de turismo que proponen, basado en degustar la gastronomía local, disfrutar de la naturaleza y conocer en profundidad las costumbres del lugar, permite desconectar del frenesí de la vida urbana y deleitarse con pequeños placeres.

Viajar con filosofía slow es hacerlo sin un recorrido turístico programado y sin estar pendiente del reloj, conociendo a los habitantes del lugar que se visita, sus costumbres, festividades, orígenes y gastronomía.

Las ciudades con el sello Cittaslow son poblaciones con menos de 50.000 habitantes.

 

Beneficios y destinos

El concepto de turismo slow nació como contrapunto a la fórmula vacacional que destaca en la actualidad, basada en viajes a destinos lejanos, colmados de actividades y visitas a tantos lugares como sea posible, en los que, más que regresar a casa descansado, se vuelve con sensación de agotamiento.

Lo lento no es sinónimo de aburrido, sino de más conciencia con el medio ambiente y posibilidades de vivir con plenitud cada momento del viaje. Entre los municipios con el sello Cittaslow, hay ocho que se encuentran en España: Pals, Begur y Begues, en Catalunya; Bigastro, en Alicante; Rubielos de Mora, en Teruel; y Balsameda, Mungia y Lekeitio, en Vizcaya. Las dos últimas fueron las que primero se reconocieron con este distintivo.

La grandeza de Mungia ha sido impulsar el producto autóctono de calidad –una buena opción para degustar su gastronomía son los caseríos que albergan asadores y restaurantes, en los que se preparan platos típicos de la cocina vasca como el bacalao al pil pil o a la vizcaína–. Por otro lado, Lekeitio ha sabido explotar el equilibrio entre modernidad y tradición. Recorrer su casco antiguo de trazado medieval es revivir el pasado artesano y pesquero de esta población, entre iglesias, palacios, torres y conventos.

La Costa Brava es otro de los enclaves de la geografía española que cuenta con ciudades slow. Visitar destinos como Begur en primavera es una buena opción para disfrutar del buen tiempo sin las aglomeraciones habituales que se producen en verano. Con todo, las escapadas a estos lugares generan la sensación de que parar el tiempo es posible.

El viajero desconecta de la vida urbana y se deleita con pequeños placeres.

 

Lugares para desconectar

PALS (Girona)
Situado en el corazón de L’Empordà y formado por 3 núcleos (Pals, Masos de Pals y Platja de Pals), encontramos uno de los recintos góticos mejor conservados de la zona, una amplia playa familiar e ideal para practicar deportes náuticos y un entorno natural de arrozales y marismas donde se pueden hacer rutas a pie o en bicicleta y disfrutar del paisaje. La gastronomía de Pals está marcada por su tradición arrocera, siendo el arroz a la cazuela el plato más genuino de este municipio.

MORELLA (castelló)
En el extremo norte de la Comunidad Valenciana y a sólo 60 kilómetros de la costa, Morella cuenta con una posición estratégica que ofrece la posibilidad de contemplar un paisaje singular. Al llegar a este municipio se observa una vista panorámica de murallas centenarias, coronadas por un castillo a más de mil metros de altura. Pasear por sus calles escalonadas es hacer un viaje al pasado en el que el visitante se topará con monumentos de estilo gótico, como la basílica de Santa María o el acueducto. La trufa es la estrella de la cocina moderna de la zona, cuya época de recolección se lleva a cabo durante los meses de noviembre a marzo.

LEKEITIO (biscaia)
La localidad de Lekeitio se encuentra ubicada en la costa vasca, a medio camino entre San Sebastián y Bilbao. Se caracteriza por su playa, que cambia con las mareas y descubre una senda de arena que lleva hasta la isla de San Nicolás. Lekeitio es un municipio con una larga tradición pesquera y fue famoso durante siglos por sus valientes pescadores de ballenas. Su oferta gastronómica se centra en el pescado y el marisco. El marmitako, cuyo ingrediente principal es el bonito del norte, es el plato emblemático de Lekeitio. Los restaurantes de esta villa suelen usar productos autóctonos, como pescado fresco y verduras cultivadas en la comarca.

XF recomienda: Lleva calzado deportivo para disfrutar de las excursiones con comodidad y evitar lesiones.