Categoria VacancesLa isla de arena blanca, sin las aglomeraciones de julio y agosto, se convierte en un lugar para evadirse y celebrar la llegada del buen tiempo.

Las avalanchas de turistas típicas del verano aún no han copado esta isla de las Baleares pequeña, tranquila y familiar. Sin embargo, el clima ya anuncia en ella un estío inminente, con el sol luciendo y caldeando con fuerza en las horas centrales del día. Menorca se convierte ahora en un destino idóneo para gozar de los primeros baños en el mar después del frío, visitar faros singulares y degustar sus joyas gastronómicas como la sobrasada o el queso con denominación. Y dadas sus dimensiones, es posible conocer muchos de los atractivos de la isla tan solo en un fin de semana.

 

Ciutadella, como en casa

Posee la habilidad de haber conservado la esencia de su historia y sus gentes sin rendirse a la sombra del turismo. La antigua capital, Ciutadella, es el municipio más poblado de Menorca, tiene 29.282 habitantes y, probablemente, es también el más acogedor para el viajero. Las calles de esta localidad remiten a un tiempo pasado con iglesias, callejuelas y muros empedrados y un cuidado comercio local con productos con solera como las sandalias menorquinas.

Alojarse en Ciutadella es una muy buena opción para acceder rápidamente a lugares de la isla tan populares como la cala Macarella o el faro de Favàritx.

XF recomienda: Usa calzado cómodo y con buena sujeción para realizar paseos y excursiones de forma segura.

 

Buen comer en Mahón

Mahón, la capital, concentra el mayor núcleo urbano de la isla y un puerto colmado de restaurantes y bares donde satisfacer el afán gastronómico del viajero: tapas de pulpo, sipia con guisantes, calderetas de langosta, berberechos al horno y copas de pomada (ginebra con limonada) son algunos de los tesoros culinarios de los que se puede disfrutar en los establecimientos de la zona.

 

Playas para desconectar

Menorca tiene 210 km de costa marcados por el contraste paisajístico a norte y sur. Las playas norteñas de arena anaranjada, como la onírica Pregonda, confrontan con el mar de azul caribeño en las calas situadas al sur de la isla, entre las que la Macarella se encumbra como una de las más concurridas y deseadas por los turistas. Para llegar a muchas de las playas que más encanto y menos afluencia atesoran –como es el caso de Trebalúger–, hay que realizar una pequeña excursión, pero el esfuerzo vale la pena.

Es importante ir siempre equipado con una botella de agua y algo de comida, ya que la mayoría de playas son vírgenes y no abundan los vendedores ambulantes.

 

Menorca en ruta

Las isla no solo satisface a los amantes del turismo de playa, sino que también contentará a los que disfrutan de excursiones y otras actividades en plena naturaleza.

Una de las mejores rutas senderistas que se pueden realizar es la del Camino de Caballos. Se trata de un sendero centenario que se usaba para defender la costa isleña y que permite dar la vuelta a Menorca descubriendo calas, peñascos, roquedos y pinedas, entre otras riquezas paisajísticas. La ruta consta de 185 km divididos en 20 etapas y se puede hacer como una travesía, a tramos o bien como paseo.

Otra de las opciones que atrae a los viajeros es la de emular tiempos pasados realizando el trayecto a caballo. Salidas por horas, de uno o diversos días, permiten contemplar la isla al galope desde una perspectiva única.

 

Calas donde perderse

Cavalleria: de acceso sencillo en coche, naturaleza abrupta y una arena rojiza que bien puede remitir a un paraje galáctico, es una de las playas más emblemáticas de la isla.

Trebalúger: llegar a esta cala implica realizar una excursión de unos 45 minutos, ya que está aislada y no es de fácil acceso. Pero la recompensa no tiene precio: disfrutar de una de las perlas del sur de la isla, un lugar sereno, de arena blanca y agua transparente.

Macarelleta: junto a su hermana mayor, la Macarella, es una de las más populares. De mar turquesa, seduce tanto a turistas como a locales.

Mitjana y mitjaneta: ambas conforman un paisaje de postal que el viajero no podrá olvidar. Sus acantilados están enmarcados por multitud de pinos y el agua invita a darse largos baños.

 

Imperdibles

Fornells: situado al norte de la isla, Fornells es un pueblo de pescadores en el que la caldereta de langosta es deliciosa y las calles invitan a pasear y perderse.

Faro de Favàritx: un entorno agreste, la apariencia lunar del cabo de Favàritx y los 28 metros de altura del faro hacen de este un lugar de visita obligada.

Cova d’en Xoroi: en el acantilado de Cala en Porter está el mayor referente del ocio nocturno en Menorca, que además ofrece una panorámica singular de la isla.