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Aprovechan cualquier escapada al aire libre para tumbarse al sol, son los mejores clientes de las cabinas de bronceado y los rayos UVA los fascinan. A estas personas, obsesionadas por el bronceado perfecto, se las conoce como tanoréxicas.

Tal como sucede con el anoréxico, que se puede ver gordo ante el espejo, los tanoréxicos se ven pálidos y demacrados incluso aunque tengan un bronceado intenso. Lucir un cuerpo moreno se convierte para ellos en una prioridad, una necesidad difícil de satisfacer puesto que el tono logrado nunca es suficiente.

Esta dolencia, propia de la sociedad moderna, provoca en quien la sufre, por un lado, altas dosis de ansiedad y por otro, envejecimiento prematuro de la piel. Cada año aumenta el porcentaje de personas que sufren estos síntomas, según constatan desde el Centro Dermatológico Estético de Alicante. El perfil de esta dolencia lo presentan, en una proporción más alta, mujeres con edades comprendidas entre los 20 y los 40 años, aunque el porcentaje de hombres ha aumentado los últimos años de una manera significativa.

Pero el riesgo no es solo durante el verano. Según Manuel Asín, director médico de esta clínica, «durante los meses de invierno las personas que sufren esta obsesión utilizan de forma compulsiva e incontrolada largas sesiones de solarium y rayos UVA, una práctica tremendamente peligrosa que degenera en quemaduras, envejecimiento prematuro de la piel o incluso cáncer de piel». Asín considera que esta conducta obsesiva tiene que ser tratada por un psicólogo y las dolencias que presente la piel derivadas de las exposiciones excesivas por el sol, por un dermatólogo.

El año 2006, la Universidad Wake Monte, de Carolina del Norte, publicó un estudio pionero sobre la tanorexia. Se insistía que la adicción al bronceado hay que abordarla de una manera multidisciplinaria por los peligros que puede comportar. Rectificaba así a una buena parte de la comunidad médica que consideraba que la tanorexia era más «argot» que término científico. El estudio concluyó que los adictos al bronceado obtienen una sensación agradable de su sobreexposición solar, como lo haría una droga. El hecho de exponerse a las radiaciones les propicia un momento de euforia, y llegan a liberar opioides por este estado de bienestar.

Principales síntomas de la tanorexia

  1. Bronceado intenso de la piel, de un tono que sobrepasa el normal.
  2. Líneas de expresión muy marcadas y envejecimiento prematuro de la piel: la dermis se ve deshidratada (necesita una cantidad más importante de tratamientos y cremas) y con textura rugosa. En algunos casos hay quemaduras que se intentan esconder con maquillaje.
  3. Competencia con gente próxima para obtener la piel más morena.
  4. Situaciones de ansiedad provocadas por la pérdida de bronceado y frustración crónica con relación al color de la piel. La persona está convencida que su piel luce más pálida de lo que es en realidad.
  5. La conducta del enfermo se caracteriza por visitas continuas a centros de solarium y rayos UVA.