La demencia senil es una dolencia degenerativa y crónica. Detectar los síntomas cuando son incipientes es la clave para retardar su desarrollo.

Afecta principalmente a personas de edad avanzada, a partir de los 85 años es una dolencia bastante habitual, pero puede empezar a manifestarse mucho antes, hacia los 65 años, de forma sutil. La demencia senil es mucho más que el deterioro corporal propio del envejecimiento, y tampoco es una dolencia específica. Se trata más bien de un grupo amplio y variado de síntomas que afectan la capacidad de pensar, percibir y aprender de la persona que los sufre.

Sin memoria

 

La demencia senil se caracteriza por la degeneración de las células del cerebro, lo que dificulta su funcionamiento normal. Los primeros síntomas que se manifiestan son la pérdida de memoria, problemas con el equilibrio, desorientación y carencia de coordinación física y aislamiento social. A medida que avanza la demencia, los síntomas se agravan, se deterioran las habilidades cognitivas y de aprendizaje e, incluso, puede provocar episodios de agresividad por parte del enfermo.

En la etapa más aguda, el enfermo tiene dificultad para andar o desarrollar solo las tareas diarias como vestirse o comer, ir al lavabo, etc. Esta incapacidad de tener cuidado de él mismo hace necesaria la presencia continua de un cuidador. La demencia senil también afecta, y bastante, la calidad de vida del entorno familiar del enfermo. Por eso es muy importante dejarse asesorar por el equipo médico que atiende al paciente y no dudar en pedir ayuda, psicológica principalmente, durante el transcurso de la dolencia.

 

Ejercicios y medicamentos

 

El objetivo del tratamiento es retrasar al máximo el desarrollo de la dolencia y de sus síntomas. La realización de ejercicios cognitivos y el tratamiento farmacológico ayudarán al paciente a mantener relativamente el buen funcionamiento de las funciones cognitivas el máximo tiempo posible.

 

Diagnóstico

 

1. Síntomas de alerta
La tendencia a olvidar palabras comunes, confundir fechas y lugares o sufrir cambios de humor frecuentes son las primeras señales de alerta. Pero no son determinantes, y menos en personas mayores.

2. Antecedentes
El historial médico familiar es el otro indicador diagnóstico para confirmar los síntomas de la demencia senil y para saber si existe una tendencia a sufrir esta dolencia.

3. Pruebas médicas
El diagnóstico definitivo lo confirman las pruebas médicas: los escáneres cerebrales y un examen neurológico para comprobar los cambios físicos en el cerebro.