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Playas de arena fina y agua limpia, pueblos tintados de cal blanca y bocados con sabor a mar son algunos de los atractivos de recorrer las tierras gaditanas.

En Cádiz el tiempo avanza despacio al hacer parada en tabernas con solera, callejear entre casitas níveas y regalarse un baño en las playas y calas que conforman la Costa de la Luz.

Desde la capital, pasando por los pueblos del litoral gaditano y visitando sus puntos de interés, os proponemos una ruta para saborear poco a poco todos los rincones y actividades que se pueden llevar a cabo en este destino andaluz.

La cultura culinaria está marcada por la tradición pesquera, la fritura y vinos con denominación.

 

La historia a sus espaldas

Cádiz es la provincia homónima de la región y se considera una las ciudades más antiguas de Occidente. Se fundó en 1100 a. C de la mano de los fenicios.

Para empezar el día y observar la salida del sol, se puede dar un agradable paseo por la Alameda Apocada. La caminata tendrá lugar entre murallas cerca de la bahía y en el que es, desde el siglo XVII, uno de los rincones más visitados de la ciudad. Si recorremos la muralla de San Carlos, llegaremos hasta el parque Genovés, situado en el casco antiguo y copado por jardines románticos.

Es imperdible la puesta de sol que ofrece la playa de la Caleta, escoltada por los castillos de Santa Catalina y San Sebastián.

 

El reino de la náutica

Con playas extensas, idílicas y sacudidas por el viento de levante, Tarifa se ha convertido en un destino de culto para los acérrimos a los deportes náuticos como el surf, el windsurf o el submarinismo.

Aguas cristalinas, faros –destaca el de Camarinal– y vegetación abrupta son algunos de los reclamos de playas como El Cañuelo, el Cabo de Plata o, la más popular, la playa de Bolonia.

Asomada al mar y situada cerca de África, Tarifa deja ver en su arquitectura signos del legado de fenicios, musulmanes y el hallazgo más valioso de la época romana que hay en toda la provincia, la ciudad Baelo Claudia.

 

Jerez y el legado andalusí

La tradición flamenca, los campeonatos de motor, el vino y la actividad ecuestre y taurina han hecho de Jerez de la Frontera una ciudad reconocida a escala internacional.
En ella se aprecia la profunda huella que dejaron los musulmanes, como el trazado urbanístico de los barrios situados en el corazón de la antigua medina árabe: San Lucas y San Mateo, donde se encuentra la Plaza del Mercado (sede del Museo Arqueológico) y el Palacio Riquelme.

Pero el Alcázar de Jerez es, sin duda, el mayor vestigio de Al-Andalus. En su interior se encuentra la Mezquita, el Jardín de los Olivos y los Baños Árabes, y puede visitarse la Cámara Oscura, un sistema que permite observar la ciudad como si se tratara de una fotografía, pero con la particularidad de que las imágenes están en movimiento.

 

El encanto de Barbate

Esta villa blanca y luminosa está históricamente ligada al mar y a la pesca, desplegándose alrededor de un puerto pesquero singular y pintoresco.

La localidad se enclava en el Parque Natural de la Breña y Marismas de Barbate, con una oferta de ocio muy amplia. En el parque natural se pueden realizar itinerarios equipados y señalizados para gozar de su belleza paisajística y de la riqueza ecológica. El senderismo, el cicloturismo o los paseos a caballo y los deportes de montaña son algunas de las opciones al alcance del viajero.

En las playas de los Caños de Meca, donde el nudismo es una práctica común, abunda la tranquilidad, incluso en temporada alta. Asimismo, la edificación del entorno, en su mayor parte compuesta por viviendas rurales aisladas de típico estilo andaluz, garantiza una baja densidad de población en los meses de verano.

En Barbate tampoco podemos olvidar una visita a Zahara de los Atunes, cuyo nombre se debe a la tradición de pesca atunera que se remonta a la época de los fenicios y que se realizaba con la famosa técnica de la almadraba. Aparte de visitar sus playas de agua limpia y arena dorada, hay que acercarse al Castillo de la Almadraba, construido en el siglo XVI para defender las almadrabas, que además sirvió para preparar conservas de atunes y donde trabajó Miguel de Cervantes.

XF recomienda: Si viajas a esta zona en verano, lleva una gorra o sombrero y evita la exposición solar prolongada.

Comer y beber

DESAYUNO EN EL CAFÉ LEVANTE
Lugar de encuentro de personalidades de la cultura, este bar situado en Cádiz ofrece sabrosos molletes con aceite de oliva y dulces variados.

APERITIVO EN LA MANZANILLA
En esta taberna centenaria de Sanlúcar de Barrameda, se puede degustar el vino típico de la zona, la manzanilla, además de buena comida casera.

TAPAS EN EL PALILLO
Cazón en adobo, chocos, camarones… En el Bar el Palillo está la mejor fritura de Cádiz.

 

Paseos, evasión y deporte en sus playas

Playa de Bolonia: situada en Tarifa y con 40 km de longitud, se convierte en un escenario de naturaleza casi virgen, salvaje; coronado por una enorme duna de arena blanca y el rastro de una ciudad romana, las ruinas de Baleo, a sus pies.

Cala de los Alemanes: esta playa de 1.500 m debe su nombre a su función de aprovisionamiento y vigilancia de los barcos alemanes que circulaban por el estrecho durante la II Guerra Mundial. Está situada cerca de Zahara de los Atunes, entre los cabos de la Plata y de Gracia.

El Palmar: marcada por la rapidez y la gran dimensión de las olas, la poca profundidad del agua y ubicada cerca de Conil de la Frontera, hará las delicias de los amantes del surf.

Caños de Meca: histórico punto de encuentro de la comunidad hippie, es un núcleo de población que alberga una gran variedad de playas de agua limpia, arrecifes y dunas.